miércoles, 25 de julio de 2007

El Chiringuito

No, no me he vuelto majara, ni me he comprado ninguna versión maxi-single de Georgie Dann, mal pensaos, que sois unos mal pensaos. Lo que pasa es que, por lo visto, este año se les acaba el chollo a esos refugios al borde del mar, paraiso del padre de familia mientras esposa y niños se emborrizan en la arena, habitat natural del güiri, entre jarras de sangría aguada y paellas de plástico. Según dicen, el Gobierno les había dado de plazo hasta este año para desaparecer del espacio público, y refugiarse fuera de la arena, así que están contados los días de estos especímenes.

Pero yo me pregunto, desde mi más profunda inocencia, sobre el rasero que tiene el Gobierno, o los gobiernos en general, a la hora de aplicar leyes. Entiendo que los chiringuitos de playa ocupan espacio público, vale, de acuerdo, pero digo yo que, vamos, sin ánimo de faltar al respeto ni nada, ¿por que coño no le meten mano primero a los hoteles, urbanizaciones, chaletes, apartamentos, etc, etc, etc, sembrados a lo largo de toda la costa mediterránea, tan cercanos a la orilla que como sea un día con un poco de oleaje se les mojan las cristaleras al personal? ¿No será más importante meterle mano a los hoteles que están en medio de parques naturales protegidos, antes que a los pobres chiringuitos?

Si es fácil, de verdad; no están escondidas, ni en parajes abruptos y poco accesibles. Sólo hay que darse una vuelta por Benalmádena, Fuengirola, Marbella, Torremolinos, la costa almeriense... y eso es sólo la parte que he visto con mis propios ojos; me imagino que el resto de la costa, hasta la esquinita con Francia, estará en las mismas condiciones.

En fín, que sigo sin enterarme de nada, y cada día voy a peor; para Agosto habré tenido que empezar con medicación, te lo juro.